Parece ser que Aranjuez se puede recorrer en un día. Y digo parece, porque si de mezclar cultura con naturaleza se trata, este lugar se transforma en un esencial de los alrededores madrileños. Definitivamente lleva su tiempo bordear la ribera, recorrer el Palacio Real de Aranjuez, descubrir animales y pájaros en los jardines, pasar la tarde a cañas y tapas.
La ciudad se sitúa a orillas del río Tajo, el más largo de toda la península. Es un pequeño lujo para la vista poder rodearse de la ribera del Jarama, principal afluente. Resulta necesario dejarse abrazar unos momentos por los jardines quizás demasiado domesticados, demasiado verdes y perfectos, pero a los cuales acceder es muy fácil. Desde Madrid puedes llegar en transporte público cogiendo el cercanías en la estación de Atocha. Este se demora aproximadamente 1 hora hasta la estación de Aranjuez.
Allí me bajo un poco desorientada, como siempre que se conoce algo nuevo. La estación de tren, si bien no está en pleno centro, se ubica lo suficientemente cerca como para ir caminando. Atravieso una arboleda que se extiende alrededor de unas seis calles. El otoño este año parece que se ha ralentizado en Madrid. Con un mes de atraso la calle se cubre de hojas cafés, algunas aún verdosas que no lograron secarse totalmente y que han caído jóvenes sobre el pavimento.
Es sábado. Hace más fresco que en la capital y el cielo nublado le da aires tenebrosos al gran monumento que es el palacio. Sin duda el atractivo principal de la localidad, después del río. Pues no solo es el rico edificio lo que atrae a los turistas, sino el kit completo: jardines, animales e incluso un invernadero.
Un poco de Historia: Palacio Real de Aranjuez
Antes de que Aranjuez ostentara esta monumental construcción, las tierras pertenecían a la Orden de Santiago. A fines del siglo XIV la organización militar edificó su Casa Maestral para usos recreativos. En esas mismas fechas ya se hacían las primeras obras hidráulicas sobre el Tajo para aprovechar su riego en las tierras de labor.
Aquella casa estuvo comunicada posteriormente con el Palacio gracias a Felipe II, sin embargo fue demolida en el siglo XVIII por orden de Felipe V con el fin de ampliar el edificio.

Conociendo el Palacio Real de Aranjuez
Antes de decidir pasar a visitar el Palacio Real recomiendo ir con tiempo. Parece pequeño, pero no lo es. La entrada permite visitar las habitaciones, salones, jardines y también el Museo de las Faluas Reales. Además, será inevitable querer detenerse en las múltiples áreas verdes. Añado también que deben llevar calzado cómodo, agua y pocas expectativas de postureo. No se puede fotografiar el interior del Palacio -una pena, en realidad, pero dejando abierta la imaginación hay que mencionar que es bellísimo.
De las primeras atracciones que nos encontramos (y la única que se nos permiten capturar) es la escalera por la que ascenderemos a las habitaciones del Palacio. Esta segunda planta vivió una fuerte redecoración dirigida por Isabel II durante su reinado.
La Sala Alabaderos del Rey me recibe con sus paredes vestidas de tapices habituales en los palacios de los Austrias. La serie principal, tejida en Bruselas, muestra a Vertumno intentando conquistar Pomona. La segunda serie también es flamenca y narra la historia de Ciro, el Rey persa. Esta última fue fabricada en Amberes a fines del siglo XVI y fue adquirida en la época de Carlos III.
También puede interesarte: Imperdibles que ver en Nápoles: callejuelas, gastronomía y bocinazos
El Salón o Galería de Paisajes cuenta con obras de Benito Manuel de Agüero (Madrid, h. 1626-posterior a 1670), pintor barroco cuyo trabajo cuenta con clara inspiración velazqueña. Más allá, la Antecamara posee un oratorio para la Reina María Luisa de Parma y La Virgen con el Niño de Bayeu (1734-1795) . Destaca también el El Suspiro del Moro (1855) de Joaquín Espalter (1809-1880), pintor nacido en Sitges y radicado en Madrid.
Aunque no tengo el audioguía comprado, me voy moviendo por el Palacio gracias a los números que señalan a los oyentes el orden de los espacios. Con las orejas bien paradas es bueno, económico e incluso canalla, ir escuchando a los guías de grupos numerosos. No solo se debe tener bien puesta la vista en un museo, también los oídos. El tacto no, que luego estropeamos lo que por siglos se ha conservado con tanta dedicación (ojo ahí).
La Cámara del Rey fue reformada en la época de Isabel II como recepción de Francisco de Asís de Borbón. Las pinturas religiosas son del napolitano Luca Giordano (1634-1705) y los muebles diseñados por Ferroni. Más adelante el Comedor de Gala se hace imponente con su bóveda alegórica pintada por Santiago Amiconi bajo el reinado de Fernando VI (recordado por ser un protector de las ciencias y las artes, especialmente de la corta vida que tuvo el Rococó en España). El suelo fue diseñado por Bernasconi con mármoles provenientes de Cabra, León y Granada.
El Gabinete Árabe (Salón de Fumar) es una estructura particular dentro de la enredadera de estilos que es el Palacio de Aranjuez. Fue de los lugares que más lamenté no fotografiar. A mediados del siglo XIX Rafael Contreras, restaurador de la Alhambra, intentó reproducir la policromía original de la Sala de las Dos Hermanas de Granada. Anticipo que justo dentro del Gabinete Árabe existe una puerta en la que solo entran los que han pagado visita guiada o personalizada. Me quedé con la duda de los secretos arábicos que guarda esta sala. Una excusa más para volver (con el bolsillo no tan escueto, claramente).

El Gabinete de Porcelana choca casi contiguo al Gabinete Árabe, lo que lo hace aún más sorprendente en su contraste. De influencia china, cuenta con piezas de la Fábrica Porcelana del Buen Retiro que atiborran la vista del público con su blancura y sus relieves orientales. El proyecto estuvo dirigido por Giuseppe Gricci (1700-1770) y junto a su equipo lo concluyeron en 1765. Asemeja a una especie vegetal viva y en crecimiento vertiginoso, es realmente una sala impactante.
Puedo contar muchas cosas sobre este lugar, pero sin duda hay que visitarlo para impregnarse de la convergencia entre distintas épocas y escuelas artísticas. Sin dejar de mencionar el gusto personal de los monarcas que por allí pusieron de su cosecha eligiendo, desechando y aprobando las reformas que se hacían al palacio. Un paseo a las afueras de Madrid que realmente vale la pena, o más bien la alegría.
Artículos y estudios recomendados
López Castán, Ángel. La ebanistería madrileña y el mueble cortesano del siglo XVIII.
Panadero Pedropadre, Nieves. Recuerdos de la Alhambra: Rafael Contreras y el Gabinete Árabe del Palacio Real de Aranjuez.
García Grinda, José Luis. Guía de Aranjuez, el paisaje construido.